...Porque
sí te digo cosas bonitas disparadas a quemarropa. Quítate el chaleco, que me
quedan muchas balas...
Unas tazas cualesquiera impacientes
sobre la mesa. La tetera aún no clama
sofocada para que la retiren del fuego.
Nos da unos instantes de relax.
Llegamos hace mucho rato del firmamento y de la tierra, cada cual con su
historia que, sin diálogo previo, experimentan una fusión inesperada y se hacen
una. Entonces gime la tetera y vas a su
encuentro llevándote mi mirada muda en la espalda. Poco me importa quedar vacío si brindas
consuelo a la escandalosa tetera y finiquitas el ataque de nervios de esas dos
tazas enfermas de contener apenas una efímera pizca de oxígeno y sentirse
inútiles, acaso olvidadas. Llenas su
espacio, sigue desierto el mío.
La ventana apenas está abierta. Vuelves con las manos llenas. Ilusos buscamos lejos las palabras que
rebosan en nuestras bocas. Pronto agarro mi taza humeante con desgana, sin
erguir la espalda derramada sin lógica en el sillón; puede que ahora yo sea el perro
y tú el ingrato solitario que iluminará las noches. No bebo.
Tan solo mantengo asida la taza. La
luna grande entra su resplandor y creo ver una frase sobre tu cabeza. Aparece una nube nocturna. Regresa íntimo el silencio gris. Siempre me gustó
dar consuelo y calmar pesares, sobre todo al menaje y a los animales. Por eso le hago cosquillas, como por
instinto, a la taza, y hago que sonría.
Demasiado bien conoces mi debilidad por generar sonrisas en desconocidos.
Miras a la nada, como si mi brillo
no ocupara tu garganta y todavía quisieras beber el té, o su vapor evanescente.
Meses simulando que no estamos y ya
quiere amanecer. Ambos nos encontramos
cuando, sobresaltados, advertimos que ha comenzado a desgarrarse para nosotros
la voz de Chavela. Labios que no beben
de otros labios pronto mueren de sed, nos grita La Chamana desde el alba. La casa respira y entra aire fresco. Hasta tu baldosa tan solo hay un pequeño
vuelo. Siete letras asoman entre nuestros miedos. Aprietas los dientes, tenso mis manos. Bebo
desesperado. Se ahoga en este sorbo la
esperanza, me trago un <<Quédate.>>
Te llevas la luz que aún no te he dado.
La ventana abierta de par en
par. Despierto frente a una taza feliz
rebosante de té frío, con una manta extraña sobre el pecho que me abraza como
quien cumple la promesa de transmitir un mensaje silente. Entiendo que perdimos por creer que siempre habría
un luego. La cortina se agita con un
movimiento que es sollozo profundo y una despedida que desciende del
cielo. Solo en la ciudad de una
habitación vacía. Será extraño vivir sin aplazar lo que siento. Dentro alcanzo a ver dos tazas dormidas junto
a mi perra soledad.
...Si te acuerdas de mí no me menciones...
¡Cómo
llora hoy Chavela!
3 paseantes:
Muy bueno, como siempre... Por cierto, me encanta Chavela!!!
Pero es muy triste...
No recuerdo si te dije que me encanta Chavela, sí, hablo en presente porque ella no se marchará nunca, los grandes como ella, siempre estarán entre nosotros, me encantaban sus frases, y sobre todo la lucidez que tuvo hasta última hora.
Me gusta lo que escribiste, y no te preocupes por los otros temas, están por todas partes, la verdad es que me están afectando más e la cuenta. A veces me gustaría que todo lo que está pasando, fuera un mal sueño, que nos despertáramos mañana, y todo siguiera como antes, sin crisis, sin euros y sobre todo sin la Merker. Besitos.
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