Estupendo filme sobre la
fuerza de los sueños, esas metas irracionales que pueden erigirse en un motor
incombustible que rompa cuantos límites podamos encontrar en este camino lleno
de recovecos que es la vida.
Las
personas se dividen en válidas y no válidas.
Los niños son concebidos de modo artificial, quedando relegado el método
de concepción habitual al nivel de
casos-poco-frecuentes-y-no-recomendables.
Tras un estudio genético exhaustivo y enfermizo, nunca mejor dicho, de
óvulos y espermatozoides, los bebés son concebidos para no ser propensos a
sufrir enfermedades, pero además se escogen cigotos que desarrollen personas al
máximo nivel -que no sean proclives a la drogadicción, que tengan el cociente
intelectual lo más alto posible...- y, por supuesto, con rasgos, y sexo, a la
carta.
Vincent,
es concebido de forma natural y, automáticamente, considerado no válido, además
padece una cardiopatía que indica que llegar a la treintena sería un milagro.
Al no alcanzar la perfección genética, cosa que sí posee su hermano menor
concebido in vitro, es discriminado
desde la niñez y sus alas para llegar a ser lo que se proponga en la vida son
cortadas, ocupando sin alternativa una profesión reservada a los imperfectos: tareas
de limpieza. La facultad de infravalorar
y desprestigiar a los diferentes no es superada por la humanidad en la
película, solo se transforma... Pero Vincent, quizá la mejor interpretación de
Ethan Hawke, carece de alas, no de sueños, y desea viajar al espacio en una de
las frecuentes misiones espaciales que se dan en la empresa donde trabaja como
limpiador: Gattaca.
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<<Ningún gen marca el destino.>> Será la meta espacial la que haga que Vincent sobrepase fronteras físicas, emocionales y éticas, y que su corazón rebase los 10.000 latidos de más contra toda previsión realizada por los "infalibles" genetistas. Esta osadía del protagonista hará que los sobrios secundarios, destacando a un Jude Law alejado de su mediocridad habitual (ver Closer) que llega a sobrecoger al más conformista y una correcta Uma Thurman, queden contagiados y hagan del sueño de Vincent el suyo propio en unas hermosas secuencias llenas de una sutil esperanza –atentos a esos cabellos que se lleva el viento-.
Jerome,
un Jude Law a un nivel que solo volvió a conseguir en My Blueberry Nights,
deportista venido a menos por una lesión, un inválido con el carisma por los
suelos aferrado a una medalla de plata como prueba de que su pasado glorioso
fue real, se alquila a Vincent, pues el único modo que hay para superar los
rigurosos controles a los que se someten los aspirantes a viajar al espacio es
ocultando que es un no válido, y dado que los análisis de sangre y orina son
frecuentes, necesita los de otra persona, y quien mejor que un ex deportista de
élite como Jerome. El ADN se convierte en este futuro, no sabemos si cercano,
en moneda de cambio, en un seguro de vida.
Las
complicaciones surgen, como es habitual, y llegan para dar vigor a la trama,
asentando la historia con nitidez y provocando que el espectador no disminuya
su nivel de atención en los últimos minutos. <<Los diestros no se la sujetan con la
izquierda.>> Es en esta parte
cuando encontramos a más personas, aparte de las dos mencionadas arriba, que se
han emocionado con el sueño de Vincent y que por sorpresa colaboran en el
intento de que se vea cumplido.
Una
motivación puede explosionar cualquier obstáculo. Eso nos lo ha mostrado Vincent
desde el principio de la película, lo que demuestra la maestría de Andrew
Niccol como guionista a la vez que director, regalándonos momentos llenos de aliento y
voluntad como esas carreras de natación en la playa contra su hermano -sí
válido-, en las que comenzó perdiendo hasta que aprendió que los sueños son caminos
de ida, <<Jamás me reservé nada para la vuelta.>>
Esta
no es una historia de ciencia ficción, el género es un envoltorio, estamos
contemplando un relato exageradamente humano sobre el poder de los sueños y la
empatía tan bestial que pueden provocar en los que nos rodean, sacando de los
abismos de la vida a su poseedor y a cuantos interaccionan con él.
Si
tuviera que componer una ecuación basándome en la historia, sin vergüenza a que
se descubra el nefasto matemático que soy, quizá los monomios Ciencia y
Humanidad fueran muy ajenos a mi como para incluirlos, quizá no fueran
compatibles y hubiera que escoger entre ellos (¿cuál escogerías?), o bien crear
una fórmula con otras variables que, a riesgo de ser imperfecta por dejar de
lado conceptos de primer orden, sí que
reflejarían el grueso de la historia. Yo me quedo con la fórmula
imperfecta y propongo:
Sueños = Es posible.
Fuente fotos por orden: http://www.lapalomitamecanica.com/2010/11/clasicos-de-la-palomita-gattaca.html
2 paseantes:
Esta pelicula me la pusieron en el instituto hace años y me encantó
Muy buena crítica y apreciaciones. Have a nice weekend!
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